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miércoles, 2 de julio de 2014

Totoro, operado con pronóstico reservado.

Totoro antes de la operación

Totoro lleva un tiempo que cada vez está más triste, y cada vez se le veía más hinchado. Por mucho que nosotros le dábamos malta y aceite, y le sacábamos manualmente la caca, se le veía que no podía seguir así mucho más.
Cuando le llevamos al veterinario, Lola abrió los ojos como platos y nos dijo que nunca había visto algo como eso. Consultando en un libro, algo así como "Todo sobre Partes Traseras", nos dijo que era una atresia anal, que había provocado una fístula perianal. Dependiendo de cómo estuviera por dentro, podría ser más o menos difícil de operar, pero que había que operarlo cuanto antes. Como ella nunca había hecho esa operación, tenía que estudiar el caso y nos avisaría. 

Ayer sonó el teléfono y nos dijo que había visto ya cómo se hacía y que creía que iba a ser posible. También nos dijo que además de los riesgos propios de la operación, estaba el asunto de la anestesia, que siendo tan pequeño (dos meses y medio, y 700g de peso), podría tener problemas. Así que hoy hemos llevado a Totoro en ayunas al veterinario, con mucho miedo de lo que pudiera pasar. 

Después de tres horas y media de operación, nos han llamado para avisarnos de que le podíamos ir a recoger. Había sobrevivido a la anestesia, de hecho, le habían tenido que subir la dosis de anestesia hasta la de un gato mayor, porque no se dormía.

Gunter haciendo compañía a su hermanito Totoro
Nos han explicado que se trataba de una malformación en el feto, en la que no se había abierto la membrana que recubre el ano, y el recto no desembocaba en el esfínter, sino que había abierto la piel más abajo. Ellos habían cosido la fístula, y habían reconducido el intestino hacia el lugar donde tenía que desembocar.

Pupete haciendo de las suyas
No se sabe cómo va a evolucionar. De momento, ha despertado bien de la anestesia y no se porta mal, ha pasado toda la tarde amodorrado en nuestro regazo mientras sus hermanos se dedicaban a hacer locuras por el salón (los habíamos dejado entrar porque estaban cayendo chuzos de punta). Mañana hay que llevarle a curar y a revisar cómo van los puntos, porque lleva un buen zurcido. Pero tiene mucho riesgo de infección. 


Yoru-chan y Pupete exploran la biblioteca

La verdad es que siempre nos tocan los casos más raros. ¿Habrá por ahí alguna señal en gatuno que los dirija a nuestra casa?

Al final el cansancio es inevitable...

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