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jueves, 28 de febrero de 2013

Recién llegado de la inclusa

Era de noche. Hacía frío y aire, y amenazaba tormenta.

De repente, cerca de casa, los faros iluminaron lo que parecía un gatito en la mitad del camino, hecho un rosquito sobre el asfalto. Nos paramos junto a él, y al ver que no reaccionaba, me bajé para ver qué le pasaba. En cuanto me escuchó hablar se vino a mis pies y pude ver a la luz de los faros que estaba completamente cieguito.

Mi madre y yo nos miramos, sin saber qué hacer. Pensé en meterlo en la parcela de enfrente, pero había perros ladrando. Llamamos por si era de allí, pero nadie respondió. 

Así que lo metimos en la bolsa de la compra y nos lo llevamos a casa. Lo metimos en un transportín, le intentamos dar agua y pienso, pero no lo olía ni lo veía. 

Al día siguiente cayó una tromba de agua; estoy segura de que si no lo hubiéramos recogido, se habría ahogado. Preguntamos a los vecinos, pero nadie había echado en falta ningún gato. Así que nos lo llevamos al veterinario para que nos dijera si tenía alguna posibilidad de sobrevivir. Lola le limpió las legañas purulentas con suero fisiológico y descubrió que aún tenía un ojo. El hociquito y la lengua eran una llaga, y estaba bastante deshidratado. Estornudó un par de veces, y nos dijo que era una coriza (resfriado gatuno).

Tenía alrededor de cuatro meses, así que nos dijo que le diéramos lata mousse groumet y leche desnatada, y que le mantuviéramos en cuarentena para que no contagiara a los demás.  Nos explicó que había vuelto a nacer, porque probablemente se había "echado a morir" y por eso estaba en medio del camino. 

Así que desde hace una semana tenemos a este pequeñín en la caseta del gasoil y las herramientas, y lo sacamos tres veces al día para limpiarle los ojos, echarle colirio antibiótico y darle de comer y cariñitos.


Esta mañana ha salido por primera vez a darse un garbeo y no se separaba de nuestros pies. Se nota que lleva mucho tiempo ciego, porque aunque tiene un ojo bien, no juguetea con las hojas y no parece que vea bien la comida. Aún no tiene nombre, aunque mi madre le llama Expósito, por el apellido que le solían poner a los niños abandonados. ¿Sugerencias?

Actualización 28-2-2013: Ya tenemos nombre. Se llama Nermal, como el gato siamés de Garfield.