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martes, 5 de marzo de 2013

Adaptación a la nueva vida de Frodo y Nermal


Ayer por primera vez, Nermal ha entrado en casa, después de su cuarentena en la caseta de las herramientas. Ha sido y está siendo un proceso de adaptación, pero está yendo bastante bien. 

Al principio, Nermal estaba como loco, aunque se subía al regazo y hacía como que se acomodaba, pero no aguantaba más de 15 segundos quieto, continuamente amasando, maullando y moviéndose; se distraía con cualquier ruido y se ponía nervioso con cualquier sonido de plástico arrugándose (ya que le dábamos de comer sobre una bolsa de plástico para que no manchara la encimera, y relaciona los sonidos). También creo que al haber estado tanto tiempo ciego y con la nariz tapada responde mucho más a estímulos sonoros que a los demás. 

Después de toda la tarde, al final, cuando se hizo el silencio, se quedó dormido. Le hemos dado pienso de gatitos y lata mousse de gatitos, y un pienso especial para diarreas, porque después de tres tomas de malta, pasó del estreñimiento a diarrea pestosa. Hoy ya no tiene problemas con la caquita, y además está menos nervioso, ya no necesita que le acaricies todo el rato para saber que estás ahí, se queda dormidito y quieto enseguida y busca él solo el regazo. Se está acostumbrando rápidamente a los sonidos normales de una casa, aunque ya se había pasado un par de días en su jaulita en el lavadero, escuchándonos. Lo único que necesitaba era calorcito y cariño.

Pero sigue maullando cuando está explorando, incluso a veces mientras bebe agua. Que esa es otra, cuando vino no bebía, porque probablemente le dolía mucho la lengüita que era una pura llaga, así que la leche y el agua teníamos que dársela con jeringa (pero bebía con ganas de la jeringa). Ayer por la tarde, después de probar el pienso por primera vez, me sorprendió acercándose al cuenco normal de los gatos de agua y bebiendo. Hoy ha vuelto a hacerlo, así que ya no tenemos que enseñarle a lamer de un cuenco. Incluso ha empezado a jugar; lo normal, a estas edades, es juguetear con todo lo que se encuentren, pero Nermal aún no había dado muestras de juerga. Ahora que está más calmado, juega un poco si le pones un lápiz o alguna cuerdecita delante, aunque no mucho. Se dedica a seguirte por la casa maullando, y se calla cuando le contestas, así que supongo que es su manera de confirmar que estás ahí, aunque te ve bien con su ojo izquierdo. 


Por si parte, Frodo (o Frodeiro como le llama la Marimuy, o Frodoso, o Floro, o Florencio...) también está en proceso de ganarse su título de gato con todos los derechos. Tenemos que tenerlo vigilado, porque le encanta irse a las habitaciones, como si lo hubiera hecho de toda la vida, ¿quién le habrá dicho que eso son camas? Pero hasta que no esté completamente desparasitado (tiene lombrices intestinales, y ácaros en las orejas) y vacunado, y hasta que no demuestre que está bien educado (no subirse a las mesas, no robar basura, no orinar en sitios inapropiados...) no se ganará su título de gato de pleno derecho.


El resto de los gatos está bastante molesto, porque meter dos gatos nuevos en la manada, aunque haya sido con un par de semanas de diferencia, es un poco fuerte para ellos. La Tigri y el Pirri, los más mayores (13 y 9 años), hasta le han levantado pata a Nermal, y le soplan y gruñen cada vez que le ven. El Pelu se enfada mucho cuando le ve, o incluso sólo cuando huele algo donde ha estado Nermal, sopla y gruñe y no hay quien lo calme. Frodo, con lo perezoso que es, no se enfrenta a ninguno, aunque tiene tamaño de sobra para vencerles, pero la jerarquía gatuna es como es; y con Nermal, le soporta, se huelen y Nermal incluso ha conseguido echarse junto a él, pero como es tan inquieto, y no dejaba de pisarle la cabeza, le terminó soplando: eso sí, como con desgana, porque con lo vago que es...

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